La Assemblea Nacional Catalana (ANC) se prepara para el regreso a Catalunya del expresident y líder de Junts, Carles Puigdemont. En una declaración política hecha pública este miércoles, la entidad asegura que, cuando llegue el momento, estará “lista y preparada para recibir y acompañar” al exjefe del Govern. Eso sí, matiza que este apoyo irá condicionando a que su vuelta no responda a un interés partidista de los posconvergentes: “Esta posición [de apoyo] exigirá alejarse de cualquier sombra partidista en el planteamiento de su regreso”, apuntan los secretarios de la organización en el documento.
El calendario para el regreso de Puigdemont está en el aire, ya que lo ata a la celebración de un debate de investidura que no tiene todavía fecha, ni está claro que vaya a celebrarse. Si hay investidura, deberá estar en Catalunya antes del 26 de agosto, el último día legal para investir a un president antes de que se convoque una repetición electoral de forma automática. Si no hay pleno, podría dilatar su llegada para hacerla coincidir con la Diada o al aniversario del 1 de octubre, dos días antes del inicio de una hipotética campaña por repetición electoral.
Si es Salvador Illa (PSC) quien opta a la presidencia, como ya ha afirmado que hará, el regreso de Puigdemont está subordinado al día de este debate, que será en los próximos dos meses, porque prometió volver tanto si el postulante a la presidencia era él u otro. Por eso, desde la ANC trabajan ya un plan de acción para la recepción del expresident y, según ha podido saber este diario, tienen abiertas vías de comunicación con otros actores implicados -organizaciones y partidos independentistas-, para estructurar cómo se llevará a cabo.
La Assemblea también reivindica que Puigdemont “merece el reconocimiento del pueblo catalán por sus años en el exilio y por su labor de proyección internacional” del conflicto catalán. Este reconocimiento pasará por articular una “defensa popular de su integridad” en caso de que sea arrestado por la justicia española. Un escenario posible, después de que esta misma semana el Tribunal Supremo haya negado la amnistía al expresident, alegando que el delito de malversación entra en las excepciones que contempla la propia ley de amnistía.
Un apoyo condicionado
Lo que sí remarcan desde la Assemblea, como ya constatan en la declaración política, es que el recibimiento y su apoyo solo está garantizado si el regreso es por un interés del movimiento independentista y, en ningún caso, por un rédito “partidista” de Junts. “Si vuelve como ‘president en el exilio’, tendrá nuestro apoyo, pero si vuelve solo como candidato de Junts, y bajo la sombra partidista, seguramente no lo tendrá. Ni el de otros”, señalan fuentes de la organización, que aseguran que todavía tienen que estudiar el planteamiento cuando estén claras las condiciones del retorno.
La ANC recoge esta voluntad de apoyar al expresident en una declaración política en la que insta a los partidos independentistas a no dar apoyo “activo o pasivo” a una investidura de Illa. Aprobado por el secretariado nacional de la organización, el manifiesto señala los “errores” que han llevado a que el independentismo pierda la mayoría en el Parlament y sitúan las negociaciones con los socialistas y la ley de amnistía como principal culpable del desapego de los votantes soberanistas.
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